Misifu anda solo. Anda y lo está. Cosa seria.
Los trogloditas se han refinado.
Misifu se mira en el espejo y no se ve.
Puede ser la ducha de agua ardiente
que lo quemó durante 23 min hasta que el calentador se apagó,
o puede ser que sea, que Misifú anda algo perdido.
Misifu y el espejo, acto tres,
o como el enterrador dejo su número
tatuado sobre su reflejo.
Esta noche Misifú sale.
El y su triste botella siempre vacía
-que no tuvo nunca la oportunidad de llenarse-.
Misifú bebe y llora.
Misifú bebe y vomita.
Penas y lágrimas.
Grandes como soles, insignificantes como nada
Misifú obviamente se emborracha.
Borracho de mundo, Misifú se lanza a la carretera, adelantando coches por la izquierda. "¡Misifú el temerario!" gritan algunos.
"Misifú" grita Misifú.
Perdio las exclamaciones junto a su garganta, con el vigesimoséptimo vómito de la noche, frente aquella farola filantrópica, agachada junto a él, preguntando que qué pasaba.
Misifú corre, y se pierde en la noche de un nuevo día.
Misifu y la bomba a sus espaldas,
una oración por la lluvía y el amanecer;
TNT, receta equivocada:" nitroglicerina y un par de orgasmos malvendidos."