domingo, 10 de julio de 2011

Ble.

Han pasado, mil horas por mi cabeza,
y la he perdido.
He estrangulado a mi propia sombra.
Me he clavado un cuchillo de heroína,
directo al estómago.
He vomitado días enteros por la taza de un váter cualquiera.
Grité a la noche, desde la cama,
perdido entre un mar de sabanas,
donde se esconde el último polvo de la noche.
Me han suicidado de trece maneras distintas,
e incluso he lapidado mi reflejo en el espejo.
Me he ahogado en mi propio pensamiento.
He recorrido la noche en busca de su fin.
He saltado al vacio de tus ojos.
Me he desangrado en un millón de palabras
que han ido a morir las alcantarillas,
donde duermen las conciencias.
He buscado, incluso en el sombrero del mago.
¿La única respuesta?
Un círculo infinito,
infinitas esquinas donde prostituirme por un poco de dinero,
para sobornar a mi celador.

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