Jesucristo me curó, y tampoco me pidió perdón.
La virgen me engendró, y aún espero un por qué.
Tú me perdiste en aquellos inmensos ojos donde duerme todo
hasta el mar,
Yo,
individuo,
esclavo,
esculpido bajo golpes sobre el papel mojado.
Mi espalda es vuestra historia,
mis pies vuestros caminos.
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